Tan cerca de rozar el sueño. La felicidad brota por doquier. Me siento bien, por una vez. Por fin las cosas ruedan, según lo previsto. ¿El qué me hace sentir bien?, quizás sea el besar a alguien que me hizo sacar tantas sonrisas en el pasado, tanto vivido, tanta fuerza, es ella, en sí lo que me hace sentirme tan feliz. Porque aun teniéndote en mis brazos únicamente soy el hombre más feliz que pisa la faz de la Tierra. Pero hay alguien en mi cabeza que me hace sentir todo lo contrario a lo que me siento. Que besarte me hace sentir bien y mal a la vez. Que no puedo controlarme. Ni la noche me ha hecho controlarme, mis ojos yacían abiertos, ensangrentados, el remordimiento taladraba mi cabeza. La noche en vela y pensando en ti, se que te quiero cada vez más. La luz me deslumbra, lo único que quiero es simplemente escucharte. Nervios a flor de piel, mi cabeza sigue haciendo de las suyas. Estás ahí, no puedo dejar que yo te haga daño, mi empatía me lo impide, pero aun así, yo me hago daño, yo soy el que se destroza por dentro. "Lost" suena, y en mi cara se dibuja una sonrisa, y en letras veo tu nombre. Quiero hablar contigo. Mi boca quiere probar el fruto prohibido por mi mente.
En el lugar más recóndito del mundo, donde los leones con ojos sangrantes nos miran, mi mente puede a mi corazón, otra vez, y el sueño, otra vez, no se cumple, otra vez pierdo todo... Mi felicidad se esfuma en un abrir y cerrar de ojos, pero no puedo hacer daño a ese personaje que apareció en mi mente cada vez que te bese aquella noche, cuando el manto de estrellas nos arropaban. Los leones lloran sangre, yo lloro lagrimas ahora. Y mi único deseo es volver a abrazarte otra vez. Pero mi corazón lucha por sobrevivir a esta dura batalla y aun yacido muerto en el campo de batalla un impulso esperanzador hace que una pregunta salga por mi boca, -¿Esperarías?-. La afirmación confirmó lo que siento por ti. Y el futuro vendrá como tenga que venir. Te despido cual princesa y en mis labios se distingue un "te quiero", y en tu boca una sonrisa.
Pero las lagrimas me brotan, he vuelto a perder esta batalla, y herido de gravedad me dirijo a caminar cojo, medio muerto. Y la artillería comienza a estallar sobre mi, y yo refugiado intento proteger mi llanto, ocultarlo y ser valiente, cual soldado en trincheras. Las penas de un maldito demonio llegan a mi oído. Quizás sea tan evidente todo esto. Abría adivinado el futuro, mi miedo se cumpliría, mis ganas de llorar aumentan, y la artillería acabo. Caigo arrodillado al suelo, a su vez, lagrimas gotean de mi cara hacia ese suelo. Pero una sonrisa inunda mi cara. Y entre lagrimas y sangre abunda la esperanza. Se que esta vez no tengo miedo. Porque se que no se cumplirá, porque mi empatía esta vez me la saltaré, porque esta vez soy feliz, y tu, demonio, no lo evitarás. En su momento la negación abundará. Arderás en el infierno, como debiste arder una vez, como debiste arder con la sangre, el papel, y la tinta.
Otra vez suena esa canción. Y se oye tu voz, tu inconfundible voz, pero pasa algo... lloras. Eso me duele mucho más que cualquier cosa. Leo un "necesito abrazarte" y un "te hecho de menos" que hicieron que soltase mis ultimas lagrimas y que no dudase más. Que te quiero.
Precioso... :D
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